lunes, 20 de junio de 2011

Representantes de los asesores financieros enfrentados

En estos momentos, hay registradas en el organismo regulador español 64 entidades de este tipo, que dan empleo a unas 200 personas. Su bandera es que ofrecen asesoramiento independiente porque no son productos financieros propios, sino de terceros. Cobran por los servicios prestados, como cuando se acude al médico o al abogado, pero en la práctica equivale a una comisión pagada por el cliente final, que oscila entre el 0,5% y el 1,5%. También, en ocasiones, vinculan sus ingresos a resultados de entre el 5% y el 10% del patrimonio asesorado. Pero además, estas sociedades incrementan sus balances con los ingresos (retrocesiones) de la banca, en cierta medida, por llevarles clientes que contraten sus productos financieros. Estos incentivos tienen que estar recogidos en los estatutos de la sociedad y contar con la aprobación de la CNMV. Siempre van vinculados a mejoras del servicio para el cliente final. Léase sistema informático para hacer el seguimiento de la posición financiera del cliente en una entidad determinada o posibilidad de visionar todos los productos que se ofrecen de un banco. Estos ingresos, que el año pasado ascendieron a 3,13 millones de euros, son los que podrían desaparecer.
En el 2010, asesoraron un patrimonio de 15.852 millones, tanto procedente de clientes minoristas, como de profesionales (fondos e inversores cualificados, con más de 50.000 euros de inversión). La mayor parte del patrimonio asesorado por estas firmas (14.076 millones) procedió de clientes profesionales; mientras que el resto, 1.776 millones, era de minoristas. La media asesorada a particulares asciende a 759.298 euros, ya que se firmaron unos 2.339 contratos.
En España, la colocación y distribución de productos financieros se hace a través del sector bancario; apenas un 5% está asesorado de forma independiente. Mientras que, en países como el Reino Unido o Suiza, la penetración de los asesores independientes se sitúa entre el 70 y el 80%, según fuente del sector. Es muy importante que estas entidades estén reguladas, pero no estranguladas, ya que el exceso de regulación puede hacer inviable su futuro.
Para Javier Kessler, presidente de la asociación del sector, Aseafi, la clave está que se "rompa la asimetría de información entre bancos y clientes finales". A su juicio, estas sociedades han nacido para "eliminar los conflictos de intereses y tienen que ser lo más transparentes posible". Y para que se entienda, Kessler pone un símil: "Usted, cuando acude al médico, ¿prefiere pagar por una buena consulta o que sean los laboratorios quienes pagan sus medicamentos y recomendaciones?". Pues algo así, explica, sucede en banca: "Hay que proteger al cliente final", que, añade, "supone un cambio en toda regla". Estos cambios, cuando lleguen, afectarán también a las agencias de valores y sociedades, es decir, a todas las empresas que prestan servicios de inversión.


La mayor parte de las Eafi pertenece tanto al Consejo General del Colegio de Economistas como a la Aseafi (Asociación de Empresas de Asesoramiento Financiero). Ambas entidades compiten por ser la voz del sector. El futuro y la viabilidad económica de estas sociedades fue debatido en la sede del Colegio de Economistas, lo que, al parecer, produjo cierto malestar en Aseafi.

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